El Crecimiento del Cristiano

El Crecimiento

Todos sabemos que las raíces desempeñan un papel fundamental en el crecimiento de un árbol. Son las que sacan de la tierra los elementos indispensables para la vida vegetal: agua y sales minerales. Estos elementos sacados del suelo circundante y transmitidos por la savia a las hojas, serán transformados por la acción del sol en sustancias nutritivas para constituir las fibras y los frutos del árbol. El que observa sólo constata el resultado de este trabajo invisible. El vigor del árbol, sus flores y sus frutos revelarán la riqueza de la tierra y el buen funcionamiento de la red de raíces (Jeremías 17:7-8).

Ocurre lo mismo con todo ser humano: lecturas, distracciones, lugares y personas con las que trata, pasatiempos, si los comparamos con ese alimento absorbido por el árbol, tienen una gran influencia sobre su comportamiento y su manera de pensar. A cada uno de nosotros nos corresponde escoger en qué suelo vamos a introducir nuestras raíces, qué es lo que va a alimentar nuestra mente y nuestros sentimientos.

El cristiano no puede crecer espiritualmente si no saca su alimento del rico alimento que es la Palabra de Dios. En ella hallará las verdades y las promesas para enfrentar con confianza las intemperies de la vida. Si lee la Biblia con regularidad y perseverancia, será ese árbol verde y lleno de savia, que lleva fruto hasta la vejez. “Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes” (Salmo 92:14).

Fuente: la buena semilla.net ®


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